
“Tú escuchas nuestra oración”. Salmo 65:2.
Ese es su nombre, su naturaleza. Dios no sólo ha oído nuestra oración, sino que ahora la está oyendo y siempre tiene que oírla y está dispuesto para contestarla. Él es un Ser inmutable y omnipresente, y nunca cambia en sus atributos. El Rey David evidentemente creía en un Dios personal y no adoraba una mera idea o abstracción*. Hoy Jesús escucha nuestra oración, Él está atento a nuestros padecimientos y necesidades. Nos ha dado el Consolador, el Espíritu Santo que mora en nosotros y está con nosotros. Juan 14:16-17. Él nos capacita y nos muestra la verdad de Dios, y nos permite tener fortaleza, intimidad y confiar en Él para ser victoriosos como iglesia en esta sociedad y esta Tierra.
En el año 2007 estuve hospitalizado por 30 días. Tuve una intervención quirúrgica debido a una rotura y septicemia en mi intestino. Se me removió parte de él y limpiar el área que estaba afectada y contaminada. El cirujano no garantizaba mi sobrevivencia. Estuve los primeros 8 días en intensivo alimentándoseme directamente por vena en el cuello, pulmonía doble, un contaje de células blancas de sobre 22,000 devido a una infección que aun tenia y con liquido en el área derecha de mi intestino. Gracias a la oración de un pueblo cristiano (fueron varias iglesias y denominaciones que oraron por mi) que conocía la experiencia de intimar con Dios, pude recuperar mi salud completamente y poder hoy compartirla. Cuando salí de intensivo, el cirujano me confesó que tuvo que haber ocurrido una intervención divina en mi recuperación por que el no esperaba que yo sobreviviera.
El salmo 65 fue escrito por el Rey David aparentemente entre el año 991 y 989 a. C. aproximadamente a los 34 años de su reinado (durante su pico más alto) según E, Reese**. Es un salmo alegre, un canto de alabanza y acción de gracia que nos recuerda la hermosura de la primavera en el primer mes del calendario Judío. David fue llamado por Dios y consagrado (1 S. 16:1-13), estaba con él y lo prosperaba en todas sus empresas y como rey liberador de Israel: «Por doquiera que se iba Dios le daba la victoria» (2 S. 8:14). Con la llegada de David comenzó la edad de oro de Israel. Bajo su reinado las tribus israelitas se consolidaron como una gran nación. Dios bendijo a este obediente y talentoso hombre, con condiciones únicas para el liderazgo quien no sólo era un valiente soldado, sino también un gran estratega militar, un hábil administrador y diplomático, y hasta un eximio compositor y músico. David fue rey de un territorio que se extendió desde el mar Rojo hasta el río Éufrates. David pertenecía a la tribu de Judá y a la genealogía de nuestro Señor Jesucristo.
*Sacado del libro de C. H. Spurgeon, El Tesoro de David, Tomo I, 2003, Editorial CLIE.
** Sacado de la Biblia The Reese Chronological Bible, 1982, Bethany.
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