domingo, 24 de julio de 2011

EL SEÑOR NO SE TARDA - BÚSCALO Y CONFÍA EN ÉL

En la Biblia, 2 de Reyes 6: 24-33; 7: 1-20 nos relata una historia ocurrida en Israel el año 858 antes de Cristo. Ben-hadad, rey de Siria, había sitiado la ciudad de Samaria para atacarla. Nadie podía entrar ni salir, y los alimentos se acabaron y hubo una gran hambruna. La cabeza de un burro se vendía en ochenta monedas de plata, y un cuarto de litro de estiércol de paloma se vendía en cinco monedas de plata. Al escuchar el Rey de Israel que algunas mujeres se estaban comiendo a sus hijos, se enojó y le echó la culpa al profeta Eliseo y envió a uno de sus hombres a cortarle la cabeza. El hombre del rey llegó delante del profeta y dijo: —Esta desgracia viene de parte de Dios. ¡Ya no puedo esperar que él nos ayude! Eliseo le respondió: --Escucha la palabra del Señor. El Señor dice: 'Mañana a estas horas, a la entrada de Samaria se podrán comprar con una moneda de plata tres kilos de harina o seis kilos de cebada”. Había, pues, fuera de Samaria cuatro hombres leprosos y debido al hambre decidieron ir al campamento de los sirios para ver si le daban comida o los mataban. Cuando llegaron al campamento no encontraron a nadie pero había mucha comida, monedas de oro y plata y ropa valiosa. Mientras ellos iban hacia el campamento, Jehová había hecho oír a las sirios un estruendo de carros y ruido de caballos y creyeron venía un ejército a atacarlos, temieron pues, huyeron despavoridos dejando todo. Los leprosos comieron y cogieron monedas y ropa. Luego decidieron ir a avisar al rey de Israel la huida de los sirios. Todo el pueblo lo supo y se benefició del milagro que había hecho Jehová. Se cumplió como había dicho el profeta Eliseo porque a la misma hora del día siguiente, a la entrada de la ciudad de Samaria, podrían comprarse por una moneda de plata tres kilos de harina o seis kilos de cebada.

Este pasaje describe el juicio de Dios contra las naciones que atacan a Israel el pueblo de Dios. Nosotros por la gracia de nuestro Señor Jesucristo somos también pueblo de Dios. Cuantas veces nos preguntamos ¿Qué está haciendo Dios en mi crisis? ¿Se ha olvidado de mí? Podemos ver que Dios tiene un plan perfecto y lo presentará en el momento oportuno. Por eso tenemos que tener fe y aprender a esperar en Él. Alábalo en todo momento, reconoce su grandeza y su misericordia. Espera en el Señor y Él hará, pues, es fiel, para los que le buscan. Bendito sea su nombre.

sábado, 16 de julio de 2011

DIOS NO TIENE PREJUICIOS


Porque el Señor tu Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios poderoso e imponente, que no hace acepción de personas……… (Deuteronomio 10:17)

Hermanos Dios nos acepta a todos tal y como somos y nos da la oportunidad para ser de bendición a otros. Voy a presentarles dos relatos en que vemos como dos personajes en la biblia una ramera y una sirvienta esclava como Dios las usa. En el primer relato, en el Libro de Josué (personaje bíblico), él envía a dos espías a la ciudad de Jericó a reconocer la tierra. Jericó era una gran fortaleza a conquistar por los israelitas en la saga por la Tierra Prometida, pero que estaba destinada a una total destrucción. Los espías fueron descubiertos y Rahab una mujer prostituta los salvó entrándolos en su casa pasando la noche allí. Rahab pertenecía a un pueblo extranjero que era pagano e idolatraba a otros dioses, pero anhelaba conocer al Dios de Israel. Al igual que ella, todos los habitantes de Jericó habían escuchado de las grandes obras realizadas por el Señor, a través de Su siervo Moisés y tenían temor de ese pueblo. Ella les ofreció toda la información que ellos necesitaban conocer y les exige a cambio un juramento de protección a los espías. Rahab no siendo judía y una mujer sin ningún valor en su tierra por ser prostituta, creyó en la grandeza y el poder del Dios de Israel, se arriesgó a creer y fue salvada y recompensada.

El segundo relato se encuentra en la Biblia en el libro de 2 Reyes 5:1-18 el cual nos trae el relato del profeta Eliseo y Naamán, general importante del ejército Sirio y enemigo de Israel, el cual era leproso. La lepra en esa época era una enfermedad muy contagiosa, incurable y tenía el desprecio de la gente. La mayoría de las veces el leproso tenía que irse de la ciudad y en muchos casos vivir en una colonia de leprosos. El rey de Siria tenía en alta estima a Naamán, porque por medio de él, había dado muchas victorias a Siria. Los sirios habían salido en incursiones y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha hebrea, la cual servía como sirvienta a la esposa de Naamán. La sirvienta amaba y adoraba a Dios. Un día la sirvienta le dijo a la esposa de Naamán, “Ojala el amo fuera a ver al profeta que hay en Samaria, porque él lo sanaría de su lepra.” Ella sabía que Eliseo podía sanar a Naamán. Naamán la escucho y salió con cartas del Rey de Siria y regalos incluyendo setecientas cincuenta libras de plata y ciento cincuenta libras de oro para ir a ver al profeta. Cuando Naamán llega delante de la puerta del profeta Eliseo, Eliseo no salió a recibirlo; solamente envió a su criado para que le dijera que se lavara en el río Jordán siete veces. Naamán, hombre orgulloso y vanidoso se enojó por que el profeta no había salido a recibirlo. Había mandado a un miserable criado a decirle que se bañara en el Jordán, y no una sino siete veces, como si no hubiese ríos mejores que el Jordán en Siria. Indignado se dispuso a marcharse. Sus criados le convencieron de que aceptara una cosa tan fácil ya que estaba allí y Naamán se sumergió en el Jordán, una vez y salió con lepra, dos veces tres veces y salió aún leproso; nada parecía pasar. Finalmente cuando se sumergió la última vez ya estaba limpio. Lleno de alegría fue a darle las gracias a Eliseo y reconoció que el poder de Dios era muy grande y prometió servirle desde entonces. Finalmente quiso que aceptara regalos, pero Eliseo los rechazó porque la gracia de Dios es gratuita.

Vemos pues en estos relatos que las personas que Dios usa son insignificantes y humildes como el caso de Rahab la ramera y la sirvienta hebrea respectivamente. Dios las usoa par bendición de otras personas. ¿Te consideras tú que no puedes hacer nada, que Dio no te escoge y te usa? Quita es pensamiento de tu mente y tu corazón. El Señor espera que le creas y tu respuesta positiva a su llamado de servicio y bendición para otros. Dios te bendiga.

sábado, 9 de julio de 2011

HACIA UN MODELO DE RESCATE PARA NUESTROS JÓVENES CRISTIANOS

Cuando visitamos las iglesias cristianas protestantes usualmente vemos que la mayor parte de los miembros que la componen son personas que sobrepasan los cincuenta años, especialmente personas de edad avanzada. Escasean por demás los jóvenes que fluctúan entre las edades de los dieciochos a los veintitantos años. ¿Qué está pasando en nuestras iglesias que en manera alguna retiene a nuestros jóvenes? ¿Sera que las cosas del mundo son más atractivas que aquello que la iglesia puede ofrecerle? ¿Qué esperan encontrar nuestros jóvenes en la iglesia?

Recuerdo que en varias ocasiones se han acercado algunas iglesias para consultarme sobre que deben de hacer con la falta de motivación de los jóvenes a asistir a la misma. Indudablemente estos jóvenes en su afán de aventura, algo propio de su edad, prefieren los atractivos que el mundo le ofrece. Sin embargo, nos debemos preguntar qué puede hacer la iglesia para motivar a los jóvenes a asistir con regularidad a la misma.

Muchas iglesias tienen como misión y visión el restaurar las vidas de los que allí llegan, y lograr que las personas vengan al conocimiento de Dios para que alcancen su salvación. ¿Es que acaso nuestros jóvenes no son parte de los que deben ser restaurados o salvados? Nuestro deber como cristianos es comenzar por la casa de Dios. Aún más, estamos obligados como cristianos a contribuir día a día al desarrollo emocional y espiritual de los jóvenes. Es común observar miradas o escuchar comentarios negativos de algunas personas en torno a la vestimenta, arreglo personal y hasta madurez emocional de nuestros jóvenes. Pero lo más curioso de todo es que algunos de estos adultos son también inmaduros tanto emocional como espiritualmente. Los cristianos llamados a realizar el sacerdocio universal somos responsables de cuidar las ovejas, especialmente las más pequeñas, para que el lobo (que es Satanás o el mundo que rodea a nuestros jóvenes) no se las robe. ¿No es mejor que estén en nuestras iglesias a que estén afuera perdidos en las drogas y en las pasiones del mundo? El mismo Jesucristo no vino a buscar exclusivamente al joven rico o a los fariseos sino a aquellos que tenían necesidad de él. Decimos que el modelo para nuestra vida cristiana es Jesús. No es solamente decirlo sino que también debemos practicarlo porque no solo debemos ser oidores de la palabra sino hacedores de la palabra. Por otra parte, es necesario señalar que la enseñanza misma del Evangelio suele ser para estos jóvenes muchas veces aburrida, no pertinente a su necesidad (que es también espiritual). Las técnicas o métodos de enseñanza pertenecen al tiempo de nuestras abuelas, como si nuestros jóvenes no estuvieran acostumbrados al pensamiento crítico y a recibir la enseñanza a través de lo último en el campo de la tecnología. Es hora que la iglesia se “ponga al día”.

Afuera los jóvenes reciben aceptación especialmente de aquellos que quieren utilizarlos para sus intereses propios. Necesitan ser amados y aceptados tal como son. No podemos dejar que el lobo se lleve a nuestras ovejas jóvenes. Es la iglesia junto a los padres quienes tienen que conducirlos a la madurez espiritual y emocional. Comencemos con aceptarlos tal como son porque al fin y al cabo ellos no son productos terminados. No es su vestimenta, su apariencia personal lo que es importante, lo importante es que están allí para recibir lo que otros quizás no pueden darle, afecto, aceptación y la enseñanza sana de la palabra de Dios.

De la misma manera que se hace provisión para bancos nuevos en la iglesia o que se presupuesta para pintar o remodelar la misma se debe presupuestar para impartir la enseñanza haciendo uso de la tecnología. Se debe educar a los maestros en el uso de técnicas o métodos de enseñanzas más efectivas para estas edades teniendo en consideración los modos de aprendizaje individual de ellos y ellas. De la misma forma que se muestra cautela en la selección de personas que han de predicar la palabra en el púlpito, de la misma forma se debe mostrar celo por aquellos que son llamados a impartir la enseñanza a nuestros jóvenes. No se trata de asegurarse tan solo que sea joven sino que demuestre interés y empatía hacia ellos. El maestro(a) debe ser uno accesible, que en su momento esté dispuesto a dar más de su tiempo para escuchar, aconsejar o ayudar de alguna forma al o a la joven. Es menester que estos maestros reciban también talleres de técnicas básicas de consejería (no para ser consejeros) para responder a la necesidad que se presente. El joven debe ver en su maestro aquella persona interesada en ayudarlo cuando lo necesite. Un mensaje de texto a través del celular, un correo electrónico podría hacerle pensar que alguien se interesa por él o ella.

En cuanto a la enseñanza misma, encontramos un currículo (si existe) que no es actualizado, pertinente y adecuado a las necesidades del contexto eclesial y comunal (Mangual, 1999). La pedagogía en las iglesias no promueve la creatividad de los estudiantes ni la del maestro. La sociedad puertorriqueña, así como la iglesia, se han convertido en lugares de pensantes uniformes y de opiniones acomodadas. Evadimos cuestionar nuestra realidad. No le ofrecemos medios para pensar auténticamente, porque al recibir las formulas dadas simplemente las guarda, no las incorpora (Freire, 1993). Un currículo que impone la homogeneidad porque es pacífica, que se dirige a la búsqueda de consenso es un currículo de exclusión (Rodríguez, 1993). Nuestros jóvenes no deben ser excluidos.

Por ello es necesario utilizar a Jesús como modelo para la enseñanza. Debemos considerar las implicaciones de las enseñanzas de Jesús en toda su profundidad y vigencia. Nos conformamos con decir que para el maestro, todo es posible. La oración es la respuesta a todos nuestros problemas. No nos atrevemos a hacer de nuestra práctica educativa una pedagogía hermenéutica.

Es medular entender como la práctica pedagógica de Jesús respondió a su contexto. Para el Maestro, las situaciones concretas de sus discípulos fueron ocasiones para impartir una enseñanza. Los discípulos fueron dirigidos a encontrar respuestas dentro del marco de su propia realidad. La pregunta fue una técnica pedagógica muy usada por Jesús. Es una técnica apropiada para la enseñanza religiosa a todos los niveles y una de las mejores herramientas para lograr una pedagogía transformadora. (Pagán, 1999). Esta estimula el pensamiento fructífero. Nos lleva a la reflexión profunda y al análisis. En la educación religiosa las preguntas pueden utilizarse para dirigir a los estudiantes a modificar sus comportamientos y actitudes. Las preguntas invitan a que estos(as) comparen por sí mismo(a) sus situaciones frente a las demandas del evangelio, llegando así a sus propias conclusiones. Enseñar la fe no es meramente una actividad intelectual, sino también una que implica los sentimientos y la voluntad. De esto se trata la educación religiosa cristiana, de formar hombres y mujeres con un profundo carácter cristiano.

Sus preguntas fueron hechas a varios niveles, buscando que los(as) discípulos(as) alcanzaran, un mayor entendimiento de la fe. Jesús hizo muchas preguntas de las que contestó, y en ocasiones contestó una pregunta con otra. También provocó a los(as) discípulos(as) hacer preguntas. Los propósitos de Jesús al hacer preguntas fueron variados: para fomentar el interés o establecer un punto de contacto (Juan 4:7); para iniciar y estimular el pensamiento (Lucas 9:25), y para expresar o verbalizar el proceso de razonamiento (Marcos 10:18) (Fortosis, 1992).

El pastor o pastora de la iglesia también desempeña un rol muy importante en el rescate de nuestras ovejas jóvenes. Es esencial que el amor hacia estas ovejas jóvenes se le note. La aceptación de ellas es medular, pero más aún el darle participación en los ministerios de la iglesia y en el culto, es de primordial importancia. Con frecuencia en nuestras iglesias tenemos jóvenes igual de talentosos que algunos adultos, que pueden ser recursos para nuestras iglesias. No son productos terminados, pero a trabajar con ellos nos llamó Jesús.

El trabajo de día a día con estos jóvenes basados en el respeto y amor hacia ellos o ellas es la clave del éxito para aquellos que reconocen que fueron llamados para apacentar a las ovejas jóvenes de nuestras congregaciones.

Referencias:

Freire, P. 1993. La educación como práctica de la libertad. Mexico: Siglo XX.
Fortosis, S. 1992. Can Questioning Make Educators More Effective in the Classroom? Christian Education Journal. Vol. Xll No. 3, págs. 92-97.
Mangual, S. Los métodos educativos de Jesús. Casabe, Revista puertorriqueña de Teología. Bayamón, P.R.: Talleres de Impresora Nacional.
Pagán, C. 1998-1999. La pedagogía de Jesús: su pertinencia para el contexto Puertorriqueño. Casabe, Revista Puertorriqueña de Teología. Bayamón P.R.: Talleres de Impresora Nacional.
Rodríguez, C. 1993. La pedagogía de la inclusión como antídoto de la violencia y la criminalidad en Análisis, reflexión y acción psicológica ante la violencia y la criminalidad en Puerto Rico. Rio Piedras: Asociación de Estudiantes de Psicología de Puerto Rico, Inc.
REFORMA Y CONTRAREFORMA DEL PUEBLO CRISTIANO: En el siglo XVI (1517) surgió la Reforma Protestante, un movimiento religioso de tendencia renovadora que hizo su aparición en la Europa Occidental. Varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia Cristiana Occidental (Católica Romana). Se origina en la ruptura con el Papa por parte de Martín Lutero monje católico, Enrique VIII rey de Inglaterra, Juan Calvino teólogo reformador francés y Stork y Munzer, sacerdotes suizos. Esto originó el rompimiento de la unidad cristiana y la consiguiente formación de otras Iglesias, llamadas Iglesias Protestantes, independientes de la autoridad papal. El protestantismo asumió cuatro formas: la luterana, la anglicana (episcopales), la reformadora (presbiteriana) y la anabaptista (menonita). Ya para el siglo XI la Iglesia cristiana se había dividido por primera vez en el llamado "Cisma de Oriente y Occidente" formándose la Iglesia Católica Ortodoxa y la Iglesia Católica Romana respectivamente. En el siglo XVII surgio el llamado movimiento bautista, en el siglo XVIII, el movimiento metodista y wesleyano, en el siglo XIX los Discípulos de Cristo y en el siglo XX el movimiento pentecostal y evangélico. Estos movimientos han desarrollado un alcance mundial. En el siglo XX se crea también el Consejo Misionero Internacional fomentándose el movimiento ecuménico. Esto marca un hito importante en la historia del reencuentro entre las iglesias cristianas (Católicas, Protestantes y Evangélicas), propiciando desde plataformas diferentes el respeto mutuo y la búsqueda de los espacios comunes hoy en día.
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