viernes, 20 de mayo de 2011

LA UNCIÓN

Por Madeline Ruíz, M.S., Divinidad y Ph.D., Sicología Clínica

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres, me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad ( Lucas 4:18)

En Lucas 4.18 Jesús dice el Espíritu del Señor estaba sobre Él. El Espíritu Santo ungió a Jesús para servir a otros a través de su ministerio. También nos puede ungir a para realizar la obra para la cual hemos sido llamado. Podemos ser ungidos para sanar, libertar, desatar, rescatar, a otros que lo necesitan.

A través de los tiempos el hombre a querido seguir su propio rumbo de vida, desligándose completamente de Dios y la necesidad espiritual que hay en su corazón la ha tratado de llenar con todo tipo de cosa, como fama, riquezas, otros dioses creados con sus propias manos, etc. Pero con nada de esto ha logrado su propósito, su esfuerzo ha sido en vano, su necesidad continúa sin ser satisfecha.

Es tiempo de intimidad con Dios de amores con Dios como nunca antes en este año. Es un año donde Dios va a hacer cosas nuevas con la unción que nos da el Espíritu Santo. La buena obra del cristiano no es posible sin la presencia del Espíritu Santo en nosotros, sin la unción que viene de Él.

Este espíritu ha existido desde antes de la fundación del mundo, dice la Biblia que el Espíritu se movía sobre la faz de las aguas era el agente ejecutivo de la deidad, el cual trabaja en todas las esferas, tanto físicas como morales. Por medio de este espíritu Dios creó y preserva el universo.

En el Antiguo Testamento en hebreo la palabra ungir “Mashaj”, es un verbo.

En el Antiguo Testamento, la unción de Dios, del Espíritu Santo era necesaria para capacitar al hombre para una obra sobrenatural era reservado para los profetas, los reyes y para los sacerdotes.

Estos tres personajes tenían que ser ungidos y ser comisionados con aceite como una forma de capacitarlos para sus tareas sobrenaturales. El rey tenía que dirigir una gran nación, el profeta tenía que fluir en el don profético en la revelación de Dios y el sacerdote tenía que oficiar continuamente ante la presencia de Dios y con la sabiduría de Dios para bendecir y aconsejar y resolver problemas en la vida del pueblo de Israel. Eran tareas muy, muy serias, y para eso necesitaban la unción del Espíritu Santo, por eso eran ungidos con aceite.

Este aceite era hecho de especies finas: La canela representa la dulzura y eficacia de la muerte de Cristo; la casia tiene el efecto maravilloso de limpiar el interior de nuestros cuerpos y sacar lo que no sirve. Esta era usada como repelente para ahuyentar los insectos y las serpientes (Ef.6:11, 17b-18). Representa el poder repelente de la resurrección de Cristo. El cálamo aromático aumenta el Apetito, facilita la digestión, es relajante muscular y sedante del sistema nervioso, alivia el dolor de los reumáticos; calma; el ardor de la piel y ayuda a conciliar el sueño. El cálamo representa la preciosa resurrección de Cristo: (1 P. 3:18). La mirra, que tenía propiedades sanadoras, su resina de la mirra eliminaba distintos microbios y desinfectaba por esa acción antiséptica, esto nos habla del perdón y la limpieza que trae la unción por la obra del Espíritu Santo sobre la vida del que se consagra. El quinto ingrediente (según la tradición bíblica), el aceite, representa la gracia de Dios. No podemos esfuerzo, pero Dios es grande en misericordia y gracia, y nos da su unción según nos entreguemos en sumisión a Él.

Entre los fenicios, los cananeos y los babilonios, el olivo tiene un carácter casi divino, de tal manera que ungir a alguien con aceite, es transmitir al hombre el poder, la energía de lo divino. Por eso comienza a ser usado especialmente para ungir a los jefes, a los reyes y sus funcionarios. Tanto es así que el término ungir deja de significar materialmente untar y toma el sentido traslaticio de coronar, de nombrar, asumir. En las pirámides egipcias, en las viejas tumbas de los faraones, se encuentran vasijas de aceite que acompañan al monarca en su viaje al mundo subterráneo como medicina vivificante. Los hombres y mujeres de la antigüedad lo utilizan, no solo para comerlo ni como remedio a las heridas y llagas, sino, las mujeres, para hacer desaparecer los signos de la vejez untándose la cara y, los guerreros, para dar fuerzas a los músculos, fregándose con él

Es posible que de allí surja la costumbre hebrea. Cuando Dios le avisa a Samuel que al día siguiente aparecerá aquel a quien ha elegido como caudillo de Israel le dice: "Mañana te enviaré a un hombre del país de Benjamín. Tu lo ungirás como jefe de mi pueblo Israel y él salvará a mi pueblo del poder de los filisteos" Al día siguiente, cuando ve al joven Saúl que anda buscando sus asnas perdidas y recurre a él para encontrarlas, Samuel toma un frasco de aceite lo derrama sobre la cabeza de Saúl y le dice: "¡El Señor te ha ungido como jefe de su herencia!” Desde entonces Saúl, invadido por la fuerza del Señor, se transformará en el poderoso guerrero. Más tarde hará lo mismo con David, tan chico que ni siquiera el padre había pensando en presentárselo. Cuando Samuel lo ve el Señor le dice: " Levántate y úngelo”. Ese es el guerrero que salvará a su pueblo.

Desde entonces la unción entró como la parte más importante de la ceremonia de entronización real en los ritos judíos. Por medio de la unción, el nuevo monarca recibía de Dios la fuerza, la sabiduría y el imperio necesarios para gobernar con eficacia a su pueblo. “Tuyo es el Reino tuyo el poder y la gloria " le cantaban mientras lo ungían. Era ahora aceite de olivo mezclado con aroma de canela, mirra, acacia, porque el buen olor, expresaba la irradiación del Espíritu, la proximidad de Dios al monarca y a su pueblo, la difusión de la alegría, seguridad y justicia que emanaba del rey. El salmo que se cantaba en la ceremonia dice: " El Señor tu Dios te consagró con el óleo de la alegría, tus vestiduras exhalan perfume de mirra, canela y acacia".

El aceite también era derramado para ungir (mashîaj) el tabernáculo y todos sus implementos (templo móvil revelado por El Señor durante el Éxodo de Moisés y el pueblo de Israel, donde Dios se revelaba a su pueblo y recibía adoración), para que fueran cosas santísimas.

Más tardíamente también el Sumo sacerdote y los sacerdotes fueron ungidos. En la vida cotidiana, se seguía utilizando el óleo como signo de estima " Tu preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa " canta en el Salmo el invitado a su anfitrión. Y así ungirá la Magdalena los pies de Jesús; bienvenida que el fariseo que lo había invitado le ha rehusado." El mismo Isaías, como expresión de júbilo: " voy a cambiar su ceniza por una corona, su ropa de luto por el óleo de la alegría”.

Pero la verdadera Unción es única y no tiene comparación, el aceite original no se podía falsificar, aunque sus ingredientes parecían fáciles de preparar: no era fácil engañar, algunos antiguamente quisieron usar la fórmula para darle usos conforme a sus gustos, pero Dios dijo que el que hiciera otro aceite aun con la misma fórmula moriría. Así vemos como hoy algunos ignorantemente desprecian la verdadera unción que trae su cuota de sufrimiento, pruebas, santidad y alejamiento del mundo y hablan de la unción malinterpretándola, la promueven sin conocerla o sin que está este verdaderamente sobre sus vidas. Porque la verdadera unción la da el Señor, no el hombre o la mujer.

En el Nuevo Testamento la unción es dada por el Padre a Jesús a través del Espíritu Santo representado por una paloma. Ya antes de Jesús existía Juan El Bautista quien indudablemente desde el vientre materno tenía el Espíritu Santo que lo capacito para anunciar la venida del mesías.

"El Espíritu Santo está sobre mí porque me ha consagrado por la unción". Es la primera lectura pública de Jesús en la sinagoga de Nazaret. Aquí se muestra la unción que recibe ya directamente, sin el aceite; y que Lucas refiere al bautismo del Cristo. Es la unción que anuncia el servicio de Jesús, su misión.

Este texto, mensaje nos habla de dos cosas importantes: la importancia del Espíritu Santo para llevar a cabo cualquier servicio. Es la vida con propósito que debe tener cualquier cristiano: vida en abundancia, para usted y para otros.

Aprendemos que en el acto mismo de ungir de Dios, decimos simplemente que Dios toca, roza, frota con Espíritu Santo la vida de Jesús para que realizara un ministerio exitoso. Todo líder elegido tiene un llamado y capacitación como Jesús. El éxito de un ministerio no radica en saber hacer el trabajo (no basta solo con saber) sino en que el ministro goce de intimidad con Dios... La clave no está en las actividades sino en el Espíritu Santo que unge...

El año agradable del Señor se refiere la celebración del antiguo testamento del año del jubileo “en el año cincuenta, cuando sonaba la trompeta, y en toda la tierra se proclamaba libertada a los esclavos hebreos y se perdonaban las deudas y se restituían las posesiones a las familias. Pero aquí Jesús proclama la buena nueva de la libertad, de las enfermedades, de la esclavitud, de los yugos a que estaba sometido ese pueblo por tanto tiempo.

Hoy yo declaro que este es el año agradable, aceptable, para ti amado lector, No importa si eres líder o no, porque al fin de cuentas todos somos líderes. Tu padre o madre eres líder en el hogar, en lo que tú haces eres líder. Nuestra mayordomía debe ser dirigida por el Señor, por la unción que él nos da, una unción nueva, para tener vida abundante, para nosotros, para nuestra familia, para nuestros hijos, para servir a otros, para realizar la obra a la que fuiste llamado a realizar. Amén.

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REFORMA Y CONTRAREFORMA DEL PUEBLO CRISTIANO: En el siglo XVI (1517) surgió la Reforma Protestante, un movimiento religioso de tendencia renovadora que hizo su aparición en la Europa Occidental. Varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia Cristiana Occidental (Católica Romana). Se origina en la ruptura con el Papa por parte de Martín Lutero monje católico, Enrique VIII rey de Inglaterra, Juan Calvino teólogo reformador francés y Stork y Munzer, sacerdotes suizos. Esto originó el rompimiento de la unidad cristiana y la consiguiente formación de otras Iglesias, llamadas Iglesias Protestantes, independientes de la autoridad papal. El protestantismo asumió cuatro formas: la luterana, la anglicana (episcopales), la reformadora (presbiteriana) y la anabaptista (menonita). Ya para el siglo XI la Iglesia cristiana se había dividido por primera vez en el llamado "Cisma de Oriente y Occidente" formándose la Iglesia Católica Ortodoxa y la Iglesia Católica Romana respectivamente. En el siglo XVII surgio el llamado movimiento bautista, en el siglo XVIII, el movimiento metodista y wesleyano, en el siglo XIX los Discípulos de Cristo y en el siglo XX el movimiento pentecostal y evangélico. Estos movimientos han desarrollado un alcance mundial. En el siglo XX se crea también el Consejo Misionero Internacional fomentándose el movimiento ecuménico. Esto marca un hito importante en la historia del reencuentro entre las iglesias cristianas (Católicas, Protestantes y Evangélicas), propiciando desde plataformas diferentes el respeto mutuo y la búsqueda de los espacios comunes hoy en día.
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